enero 22, 2011

LOS CERDITOS DE PAN


Para mi otra mitad, la mujer de mis anhelos, que me gusta más que los cerditos de pan

Una vez, en un gran campo fue sembrada una semilla de trigo; fue regada con el agua de las lluvias y todos los días él sol la bañaba y fue así que llegó a ser una espiga alta y dorada, que estaba rodeada de cientos de otras espigas, pero ninguna tan hermosa como ella.

De ésta espiga salieron dos semillas que siempre estaban juntas, desde el alba hasta que oscurecía y pasaban la noche juntas, estaban  muy enamoradas y aunque había muchísimas más semillas a su alrededor en su mundo solo eran dos.

Un día llegó el cegador y cosechó todo el campo de trigo y aún entre tanto barullo se mantuvieron juntos, nada de todo ese ajetreo los separó. Llegaron a un lugar en el que intentaban separarlos, veían como todas las demás semillas eran separadas de las espigas y se confundían todas en un tumulto, entonces se miraron y se prometieron estar siempre juntos sin importar lo que pasara y fueron arrancados de su espiga.

Cayeron juntos en una gran rueda de piedra y mientras caían se miraban y sonreían porque sabían que sin importar lo que pasara siempre iban a estar juntos y lo que viniera, por horrible que fuera no podría con su amor.

Entonces por arriba de ellos pasó una roca enorme, tan grande que oscurecía todo su cielo y quebró todas las semillas pero ellos se miraban con amor; la roca volvió a pasar sobre ellos una y otra y otra vez hasta que convirtió en polvo a todas las semillas.

Ya no sabían quien era quien, todos eran parte de lo mismo, se confundían unos con otros, el caos reinaba entre todas las semillas de trigo que habían sido convertidas en harina.

Pasó poco tiempo antes de que la harina fuera llevada a otro lugar, donde fue mezclada con otras cosas para convertirse en masa; en ellos había miedo de no encontrarse, era difícil la búsqueda, pero aún así sentían que estarían juntos de nuevo.

Entonces la masa empezó a girar y girar, en un segundo estaban junto a alguien y en un parpadeo estaban en otro lado; la agitación era tanta que de pronto no sabían nada de nada, todo era oscuro y por si fuera poco, la masa empezó a ser separada en muchos pedazos más pequeños.

Después empezó a hacer un calor insoportable, la masa empezó a cambiar, a endurecerse; muchas semillas se rindieron, pero no las que habían prometido estar siempre juntas. Aunque ahora era más difícil encontrarse pues ahora no podían moverse ni siquiera un poco.

El calor llegó a ser tan insoportable que cada quien en su lugar se desmayó, hasta que de pronto una luz los despertó y se vieron rodeados de otros panes, preguntaron a los que estaban juntos a ellos si sabían que había pasado, pero ninguno respondía, solo ellos dos tenían conciencia pues no se habían rendido.

Se cansaron de preguntar y se quedaron profundamente dormidos y soñaron con el otro; en su sueño estaban juntos en su espiga en aquel gran campo dorado hablando de su gran amor, felices de reencontrarse.

En ese momento el movimiento los despertó; estaban dentro de una bolsa y fueron sacados de ahí; sentían miedo, todo esto era nuevo para ellos y se quedaron cayados, nadie dijo nada, estaban frente a frente, convertidos en cerditos de pan y cada uno pensó que el otro era solo uno de esos panes que no contestaban, pero algo dentro de ellos se encendió y pudieron sentir al otro ahí, justo cuando se tocaban, como si se estuvieran besando, entonces, cada quien dijo el nombre del otro y al mismo tiempo dijeron "te encontré".

Pero siendo panes, sirvieron a un propósito justo después de reencontrarse; pero no sintieron miedo, al contrario, sabían que seguirían estando juntos pues siendo ellos dos semillas que se amaban estaban conectadas con el amor universal y sabían que ahora formarían parte de un amor más grande pues se habían dado cuenta de que estaban siendo comidos por dos personas que se amaban sinceramente y que como ellos buscaban estar juntos por siempre y envueltos dentro de ese gran amor vivieron los cerditos de pan felices por siempre.