febrero 06, 2011

Improvisando

Ayer venía en el camión escribiendo y vino a mi mente una frase; voy a improvisar algo a partir de eso, a ver que sale.


Deja tu ego junto a tu ropa, desnúdate de todos tus complejos, quítate cada una de las prendas en las que guardas tus miedos, no quiero que te dejes nada en lo que puedas esconder ni la más mínima preocupación.


Ésta noche simplemente no quiero que seas, déjalo todo tirado, si quieres ponlo todo en donde puedas alcanzarlo y cubrirte con tu identidad de nuevo si alguien llega; mientras tanto que sea el instinto el que maneje tu cuerpo.


No lo pienses, no hagas planes, que ningún proceso mental complicado se interponga entre tu piel y la mía; deja que tu cuerpo se comunique, cierra los ojos, observa con tus labios así como yo hago y comuniquémonos con las manos y con las piernas.


Olvídate del futuro, vive en el momento, déjate llevar y déjame llevarte, desliza tus manos sobre mi piel y así como la hoja que el viento hacer volar cae donde éste lo decide haz que tus dedos caigan en donde lo dicte tu deseo y olvídate de la censura de la decencia.


Que los paradigmas impuestos se disuelvan con el sudor combinado de nuestros cuerpos y que la saliva libre nuestras bocas de las palabras que nos limitan al mundo perecedero en el que solemos movernos cargando a cuestas nuestras ideas.


Que el tiempo se quede afuera mientras nos amamos a la antigua, con el puro instinto, que es la base de todos los sentimientos más profundos y que la luz lo acompañe para que nos perdamos en la bruma y nos olvidemos del contexto.


Y que los miedos se abracen entre ellos y aprendan a temerle a lo que pasa en la oscuridad cuando estamos solos; reemplaza los lamentos de los fracasos con esas exclamaciones monosilábicas que me erizan la piel y magnifican el deseo.


Que la desnudez del instinto reine en este encuentro, que ya cuando esté cansado y regrese a su guarida podremos ser quienes quiera que seamos, con los miedos, los complejos y las ropas que mejor luzcan en nosotros.