diciembre 23, 2009

¿Por qué?


Otra vez estoy aquí, al igual que cada noche, parado en la orilla del precipicio, viendo hacia el horizonte, sintiendo la suave caricia del aire en mi cara; la única diferencia es que hoy no sopla en viento, ¿si ese día hubiera sido así lo hubiera hecho?, ¿hubiera dado el paso?, ¿en verdad lo di?

Cierro los ojos y la gravedad  hace conmigo lo que quiere, mi cabello se despeina y la suave caricia del viento se convierte en un fuerte golpe que apenas y me deja respirar, pero ya que importa, después de todo mi aliento es una ilusión, igual que la caída, igual que el viento, igual que todo.

El piso se acerca, haciendo cada vez más notorias las filosas rocas en el fondo;  la punta de una de ellas toca mi nariz, abro los ojos y la luz del sol me obliga a cerrarlos de nuevo; es hora de irse y seguir con la rutinaria, ¿vida?

Ahí esta ella, la saludo, pero no me ve, igual que siempre. Voy a donde mis amigos, pero tampoco me toman en cuenta, siguen con sus asuntos, con sus juegos, con sus pláticas, con sus vidas.

Me pregunto por qué salté; ella sigue sin notarme y mis amigos ya no pueden verme, y este horrible sueño de la caída, el viento, las rocas, mi rostro repartido entre las filosas piedras, y mi conciencia preguntándome ¿por qué?




diciembre 06, 2009

LA BESTIA



En lo profundo del bosque habita un extraño animal, parte lobo, parte quien sabe que, actuando con ironía pues se oculta entre las sombras pero desea con todas sus fuerzas poder andar libremente bajo la luz que se cuela entre los árboles.

Esta bestia se alimenta de los miedos y el enojo y su largo hocico, lleno de afilados y blancos dientes, escurre saliva tan solo con encontrar un asomo de odio; cuando un alma evoca estos sentimientos el animal se relame con su larga lengua, esperando la mínima oportunidad para salir.

La claridad de la luz lo mantiene oculto, aunque mira desde su escondite, vigila con atención lo que pasa afuera y con la mínima sombra lanza su aullido que en ocasiones logra oscurecer más el cielo. Desde las sombras se siente su mirada, helada y filosa, arrojada con brutalidad por esos ojos cafés inyectados de rabia.

Por suerte esta fiera no es del todo incontrolable pues se calma al sentir la brisa cálida de la tarde y al escuchar como ésta hace que las hojas de los árboles choquen entre sí; es una bestia con el don del pensamiento y la paciencia, una bestia que vive en paz con los otros habitantes de este bosque, que se mantienen alejados, más que por miedo por incomprensión, pues no logran ver la nobleza en los ojos del animal.

En tiempos de paz la creatura duerme plácidamente, arrullada por el sonido de las risas; en las sombras yace acurrucado este ser, sonriendo de una forma un tanto perturbadora, durmiendo sin cerrar los ojos y con las orejas levantadas.

Los habitantes del bosque ahora están preocupados pues los tiempos se han vuelto extraños, en ocasiones el viento que sopla es cálido pero la bestia gruñe, sus fuertes patas han dejado huellas en los lugares iluminados y ya no se sabe si duerme o vigila; sus aullidos se escuchan como susurros en los días nublados y quien lo ha visto jura que ha estado creciendo.

La bestia se ha estado alimentando y está sedienta, tiene una terrible sed de venganza y de justicia; sus instintos la llaman a salir de las sombras pero con cada paso que da las sombras crecen y se adueñan del bosque.  La creatura no puede abandonar las sombras pero puede hacer que éstas lo cubran todo.

La rabia de sus ojos es intensa pero el monstruo es honorable e inteligente y solo espera, vigilando atento con las orejas levantadas y la vista al frente, sonriendo de una manera casi obscena, tiene a su presa en la mira y espera a que se acerque, susurrando por lo bajo

acércate un poco más pequeña ave, ven a probar lo que se oculta en las sombras de este bosque

diciembre 01, 2009

CIGARRO

Para mi niña hermosa. 
Gracias, no por regresarme la inspiración, 
sino por darme una nueva.


Viéndote así, tan contenta, fumando, con el aire moviendo tu cabello y la luz de la tarde iluminando tu rostro se me ocurre que me gustaría ser un cigarro.

Estar ahí, como si nada pasara, sólo esperando a que tus labios lleguen a tocarme y provocarte la ansiedad de tener que entregarme tus besos.

Encenderme entre tus labios y consumirme con el calor de cada beso; que respires de mi y que esos respiros te tranquilicen, ser por un momento parte de ti.

Viéndote así no sabes cuanto quisiera ser ese cigarro que se muere entre tus dedos, feliz porque fueron tus labios los que acabaron con su vida; así quisiera morir yo, entre tus brazos y con tus besos.