septiembre 26, 2010

NUESTRA MAGIA 1


CAPÍTULO 1.

Todo comenzó… bueno, la verdad es que no sé como fue que empezó todo, no tuve el gusto de conocer esta historia desde el principio; este tipo de cuentos surgen en la infancia, cuando todo lo demás está surgiendo.

Pero no, nuestro personaje tiene más años en su haber; ella dejó de ser una niña hace tiempo, al menos en el exterior, dentro de ella aún vive esa pequeña que gusta de soñar; esa niñita vive dentro de la mujer que es nuestro personaje. Toma un taburete todas los días y se sienta detrás de las ventanas de los ojos con las cortinas cerradas para que nadie la vea, se mete un dulce de tamarindo con chile a la boca y mientras lo disfruta observa el mundo de afuera y de vez en cuando dibuja algo en su libreta.

Si te hablara de ella, de la mujer, como se ve a sí misma pensarías que esto más que un cuento es una crónica, la magia en su vida ha estado un poco escasa, de pronto su conexión con lo mágico empezó a cerrarse y no se dio cuenta.

Déjame decirte algo sobre lo mágico antes de seguir: está en todos lados y en ninguno; sí, sé que suena medio ilógico o filosófico, con esas palabras se pueden resumir el sentido y el sin-sentido de  la magia.

Digo que está en todos lados porque así es, si observas con atención puedes darte cuenta, el espíritu mágico lo habita todo, lo vivo y lo no-vivo (porque nada está muerto). No hace falta tener un ojo muy educado, de hecho, ni siquiera necesitas los ojos, el secreto es sentir, abrir los sentidos al mundo, cuando haces esto ya no tienes que buscar la magia, ella entra en ti.

Y no está en ningún lado para quienes no creen, o para quienes la niegan; si nos volvemos robots en este mundo tan loco perdemos la percepción de la magia y entramos a una dimensión de locura lógica, nos olvidamos de soñar y de vivir, el cerebro pero el corazón se va secando.

En fin, el mundo atareado sedujo a la mujer y sin que ella lo notara la magia se le fue escapando, pero antes de que realmente preocupara el caso  la niña interior se dio cuenta un día cuando una de las patas de su taburete saltó un agudo rechinido.

Quiso abrir las cortinas de los ojos para que entraran un poco de luz y algo de magia pero no pudo, las cortinas se habían vuelto duras como la piedra aunque seguían siendo traslúcidas; la pequeña saltó y gritó y le hizo señas a los que se asomaban a los ojos de la mujer pero nadie lograba verla.

La niña interior, entristecida, regresó a su taburete y al sentarse éste desapareció y ella cayó al suelo; ahí se quedó, sentada en el piso con las piernas estiradas como muñeca de trapo, cabizbaja, con los ojos húmedos.

Y así estuvo quien sabe cuanto tiempo, debemos saber que en el mundo de la niña interior no existe el tiempo, a pesar de ser un concepto imaginario. Lo importante – y triste – es que la pequeña se quedó ahí, sentada en el suelo, con los ojos escurriendo pequeñas gotas tornasol.

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Siguiente parte el próximo lunes, pero solo si hay 3 comentarios como mínimo

1 comentario:

  1. Tu historia me recuerda un mucho a mi, a exepcion del dulce de tamarindo jeje = ), me gustaria saber mas, leer la siguiente parte, ojala se pueda, hace mucho no leia tus escritos, y francamente siempre me han gustado.

    Bye bye Kuru
    Rest in peace!

    Me siento triste por ti...

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