octubre 11, 2009

Enojo


- ¿Qué quieres de mi? - le pregunto por tercera ocasión al extraño pero otra vez se ha quedado cayado, solo que ahora ha dejado de caminar. Insisto, - ¿Qué quieres de mi? -

Da la vuelta y me mira directo a los ojos, no me asusta ni me incomoda, de alguna forma es como, ojalá me equivoque al decir esto, como verse al espejo. ¿Por qué?
Él camina unos pasos hacia mi y queda suficientemente cerca como para verlo bien; tiene las misma mirada que yo tengo cuando algo me molesta e igual que yo solo mira sin hacer nada, ¿me está midiendo? ¿quiere ver de qué soy capaz? No, él sabe de lo que soy capaz, no es la primera vez que lo veo, mucho menos la primera que él me ve a mi.

Sí, ya recuerdo, hace varios años cuando perdí el control y me desvanecí él estaba ahí, no vi bien su rostro, todo fue muy rápido; pero en estos días lo he visto mucho, ¿qué busca?

Todo si es posible -finalmente responde a mi pregunta - lo quiero todo, lo que eres, lo que tanto trabajo te ha costado obtener, por lo que luchas ahora, tus sueños... Si te descuidas todo va a ser mío -

¿Quién es este tipo? Aunque no ha mencionado nada específico sé de lo que habla, no quiere nada material, eso no le interesa, al igual que a mi; él quiere lo que me dolería perder, mis amigos, el amor, mis ideales, mis sueños, todas esas cosas que no se pueden ver pero que me mantienen vivo.

-¿Por qué no dices nada? - me pregunta sarcásticamente - ¡Defiéndete! sabes que puedes hacerlo, pero tienes miedo, te congela el solo pensar que te puedo quitar todo -

Tiene razón, puedo defenderme, pero no sé como, tengo tanto miedo de que me gane que no puedo pensar en como evitarlo - ¿Quién eres? - le pregunto.

¿No me reconoces? Que raro, pasas la mayor parte del tiempo del tiempo negando mi existencia, caminando por donde yo no pueda estar, negando que soy parte del mundo, siempre te has preparado  para enfrentarme, has buscado formas de hacerme menos, pero sabes que no puedes destruirme, menos ahora que en tu búsqueda te has dado cuenta de que los dos somos parte de un todo. pero ya no puedes negar más mi existencia, no fuiste tu quien me trajo, pero aquí estoy aunque no quieras, por las circunstancias de nuestros encuentros ya deberías saber quien soy -

Ahora sé quien es... ya no tengo miedo de enfrentarlo, no voy a ceder ni un poco frente a él.

-¡No voy a darte nada! - le respondo con voz firme, pero con igual firmeza él me responde

vamos, ¿no vas a compartir ni un poco con tu enojo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario