noviembre 17, 2009

GOTAS


Ese goteo es insoportable, no lleva ahí más de dos minutos, pero no puedo soportarlo, es desesperante; al principio era un chorro, un ruido continuo que me hacía sentir más cerca de lo que buscaba, pero ahora se ha transformado en espesas gotas que se estrellan contra el suelo, y que aunque prometan que falta poco ya no las aguanto.

Ese ruido y el de las manecillas del reloj van a volverme loco antes de llegar; esos asíncronos sonidos rebotan en las paredes de mi habitación y entran en mi cabeza formando ecos que hacen más grande el mareo que empiezo a sentir.

¡Maldición, déjenme en paz!

Escucho pasos que se acercan y una voz detrás de la puerta me pregunta si todo está bien; con lo que me queda de voz digo que sí; los pasos se alejan y de nuevo estoy solo.

La luz se vuelve más tenue, el goteo es cada vez más lento y el sonido del reloj se oye lejano; el viaje está a punto de terminar, pronto tendré la oportunidad de empezar de nuevo.

Las fuerzas me abandonan y mis manos se abren dejando caer mi boleto a la otra vida; el eco de un metálico sonido llega a mis oídos; las luces se apagan; el goteo ha desaparecido.

Al fin llegué.


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NOTA: Sigo rescatando cosas viejitas, esta es de julio del 2005

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